Universo Tecnológico Cap 21: Al 2050 el 85% de la población vivirá en urbes. ¿Cómo lograr tener ciudades inteligentes?
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Con el llegar de la noche muchas luminarias de la calles se sirven de paneles fotovoltaicos para iluminar los espacios urbanos. De manera paralela, cada vez más medios de transporte y vehículos eléctricos recorren las calles de Santiago y regiones. También vemos paneles solares en los semáforos o señales. Y también, muchos de ellos comienzan cada vez más a tomarse los techos de las viviendas. Dichos actos llevan a una ciudad a convertirse en más eficiente y sostenible. Una «ciudad inteligente» que es la traducción y adaptación del término en idioma inglés de «smart city». No es más que el resultado de la necesidad cada vez más imperiosa de orientar nuestra vida hacia la sostenibilidad. Así, estas ciudades se sirven de infraestructuras, innovación y tecnología para disminuir el consumo energético y reducir las emisiones de CO2.
Se prevé que en el 2050 un 85% de la población mundial viva en ciudades. Este hecho hace que en las siguientes décadas los núcleos urbanos tengan que afrontar un número creciente de problemas ligados a este hecho, como: el abastecimiento energético; las emisiones de CO2; la planificación del tráfico automovilístico; la provisión de bienes y materias primas y la prestación de servicios sanitarios y de seguridad a todos quienes residan en estos enormes y masificados centros de población.
Para hablar de esta temática conversamos con Antonio Moreno, gerente Entel Ocean.
El rápido crecimiento de las ciudades, donde más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas, ha creado problemas comunes tales como la congestión, falta de vivienda digna, escasez de fondos para servicios básicos, insuficiencia de infraestructuras de comunicación y transporte público, etc.
Ante estos desafíos, muchas ciudades están desarrollando políticas que favorecen el desarrollo sostenible en materia ambiental, social y económico, sin prescindir de ninguno de ellos. Es por ello, que no sólo tienen en cuenta indicadores económicos de bienestar, sino que analizan y gestionan, con la misma importancia, otros como la educación, salud, energía, espacios verdes, polución, transporte, turismo o empleo.
Con base en tres criterios principales –personas, medio ambiente y economía- la consultora Arcadis, especializada en medio ambiente, infraestructuras y diseño, elabora cada año un ranking de las ciudades más comprometidas con el desarrollo sostenible. Quien ocupó el primer lugar en el último estudio fue la ciudad de Zurich, capital de Suiza. Zúrich también lidera el programa internacional llamado 2000-watt Society (La Sociedad de 2.000 vatios), cuyo objetivo para 2050 es que todos los estados desarrollados disminuyan su consumo energéticos para aumentar el de los países en desarrollo.
En el segundo lugar del rankig se ubica Singapur. Aparte de ser el tercer país con mayor renta pér capita del mundo, también ocupa las primeras posiciones en las listas que valoran otros aspectos claves para el desarrollo sostenible como la educación y la sanidad: en una ciudad que se espera que alcance los seis millones de habitantes en 2030. En la vertiente ambiental, Singapur se llama a sí misma The Garden City (La Ciudad Jardín), y no es arbitrario. Existe un plan para remplazar las áreas verdes perdidas en la superficie con el desarrollo arquitectónico en los edificios con terrazas y azoteas verdes y jardines verticales, y de hecho en 2030 por lo menos el 80 % de los edificios serán verdes.
Y el tercer lugar se ubica Estocolmo, capital sueca. Su aeropuerto fue el primero en presentar la Certificación de Emisión de Carbono para Aeropuertos y ofrece a sus visitantes una guía turista ecológica para pasar unas vacaciones sostenibles. En cuestiones de movilidad, Estocolmo alberga casi 800 kilómetros de carriles adaptados para ciclistas y cuenta con una extensa red de puntos de carga para impulsar el uso de vehículos eléctricos. En el aspecto social, la ciudad ha puesto en marcha un programa que pretenden completar en 2040 y que se centra en cuatro áreas principales: unidad e integración ciudadana, inteligencia climática, economía sostenible y democracia sostenible.
Cada día más de 180.000 personas se trasladan a una ciudad para vivir. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que en 2050 la población mundial ascenderá a 9.000 millones de habitantes, de los cuales el 70% vivirá en centros urbanos. Teniendo en cuenta que las metrópolis consumen ya más del 75% de la producción de energía mundial y generan el 80% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), muchas urbes han apostado por reciclarse estratégicamente —y transformarse digitalmente— para dar respuesta a algunos de los grandes desafíos globales: aumento de la población, polución, escasez de recursos, gestión del agua o eficiencia energética.
Y lo han hecho convirtiéndose en smart cities o ciudades 4.0. Ellas se han apoyado en las tecnologías de la información y la comunicación y el big data para gestionar de forma eficaz y sostenible desde el funcionamiento del transporte hasta el uso de los recursos energéticos o hídricos, los espacios públicos o la comunicación con sus habitantes. El objetivo: disminuir el consumo energético, reducir las emisiones de CO2 y aumentar el bienestar de los ciudadanos.
¿Cuáles son las claves que convierten una ciudad en una ciudad inteligente? Según el índice IESE City in Motion, ellas son: empleo de las tecnologías de la información y comunicación; automatización y control de edificios; planificación urbana eficiente; movilidad urbana y transporte público sostenible; gestión inteligente de los residuos sólidos; mejora de la sostenibilidad medioambiental; preocupación por el entorno social; tecnologías aplicadas a la educación; uso de tecnologías en la salud; sistema eficiente de comercio electrónico; transparencia entre gobierno y ciudadano y datos compartidos. Es decir, open data.
Los vehículos eléctricos son considerados como una tecnología prometedora para la reducción del consumo de energía, de emisiones de gases de efecto invernadero y de contaminación del aire local. Por eso, una serie de naciones estableció plazos para eliminar gradualmente los automóviles de combustibles fósiles a favor de un futuro eléctrico mientras el mundo busca frenar los efectos del cambio climático.
Noruega, precursora en e-movilidad, va en camino a que todos los automóviles nuevos sean vehículos de cero emisiones -es decir, eléctricos o impulsados por hidrógeno- para 2025. En el Reino Unido, Boris Johnson anunció el año pasado un plan que incluía prohibir la venta de vehículos nuevos de gasolina y diésel para 2030. La Comisión Europea quiere poner fin a la venta de coches nuevos a gasolina y diésel para 2035 -la prohibición incluiría híbridos-; y, en Estados Unidos, Joe Biden anunció un objetivo para que la mitad de todos los automóviles vendidos en el país sean vehículos de cero emisiones para 2030. China, el principal contaminante del mundo y el mayor mercado de automóviles, apunta a que el 25% de las ventas de autos nuevos sean vehículos eléctricos e híbridos para 2025.